miércoles, 2 de marzo de 2016

CAPITALISMO

APUNTES SOBRE EL CAPITALISMO

-Alberto Rodríguez Barrera-

 

     Capitalismo es un término excesivamente amplio y algo vago que cubre a sociedades tan variablemente organizadas como Suecia, Francia, Japón, Gran Bretaña y los EE UU, en cada una de las cuales la mezcla de empresas públicas y privadas, las reglas legales que gobiernan la búsqueda de ganancia, la aprobada estructura de mercado, la permitida acumulación de ingreso y riqueza, difieren significativamente de todas las demás. 

     Ampliamente hablando, las sociedades capitalistas se distinguen de las socialistas por la preferencia ideológica de las primeras por la propiedad privada y de las segundas por la propiedad comunitaria. Aunque en la práctica todas las sociedades avanzadas se han visto en la necesidad de aceptar un grado sustancial de intervención estatal, las sociedades socialistas celebran, y las capitalistas deploran, las exigencias que han incrementado el papel del Estado.

     En el uso marxista, capitalismo es una palabra que denota una etapa histórica, connotando un juicio de valor. Como descripción histórica, los marxistas quieren decir con capitalismo un juego de arreglos en lo que una clase, los capitalistas o burgueses, son dueños de las fábricas y otras herramientas de producción, mientras una segunda clase, los trabajadores o proletarios, poseen sólo su poder laboral, su capacidad de trabajo. Como juicio de valor, quieren decir un juego de arreglos transicionales (terminando en socialismo) que permite a los capitalistas explotar a los trabajadores.

     Los economistas no marxistas definen el capitalismo en términos de recursos de uso y control, sin referencias a explotación. La explotación ocurre sólo cuando la organización monopolística resulta en precios excesivos o en pago de salarios por debajo del ingreso marginal del producto (el valor de venta adicional del producto contribuido por una hora adicional de trabajo). 

     De forma más general una sociedad capitalista es aquella en que la mayor parte de los instrumentos de producción, así como los objetos de consumo, son privadamente controlados. La venta ocurre por ganancias en mercados que, variablemente organizados, son libres en el sentido de que, sujetos a los constreñimientos de la ley, los empresarios tienen libertad para entrar o alejarse, expandirse o contraerse, y los consumidores para comprar o no comprar.

     Más aún , las ganancias por estas transacciones son inherentes, por ley (y sujeto siempre a las demandas de impuesto del Estado), en los dueños de la empresa. Como ideología, el capitalismo contiene una doctrina de justicia social, una aseveración implícita de que las desigualdades de ingreso y la medida de riqueza deben contribuir económicamente con los hombres y mujeres que embarcan sus energías y recursos en el proceso productivo.

     Se llama capital a los bienes reales o financieros que poseen valor de dinero. Los bienes pueden estar en las manos de los productores (fábricas, máquinas, etc.) o de los consumidores (casas, etc.) o que pertenecen a la comunidad (edificios públicos, parques, bibliotecas, etc.). Capital real (o bienes de capital) es una provisión física de bienes productivos; y capital de dinero representa el valor monetario de bienes incluyendo el dinero en mano, seguridades de bolsa de valores, títulos de riqueza, y expresiones de deuda. 

     El capital puede ser valorizado a costo histórico en términos de gastos pasados en bienes productivos o a valor actual de mercado en términos del valor presente (descontado) del ingreso que se espera pueda rendir. (La valuación significativa es la segunda.) El capital de un negocio es generalmente una combinación de gastos pasados en diferentes fechas y ajustes periódicos que reflejan la revaluación de algunos de los bienes. 

      Economía de mercado es la variante moderna de libre economía o libre empresa, describiendo los tres términos una economía en la que la mayor parte de las actividades de producción, distribución e intercambio son conducidas por individuos o compañías privadas, en vez del gobierno, y en las que la intervención del gobierno se mantiene al mínimo. La economía de mercado es característica del capitalismo en que los medios de producción están totalmente o sustancialmente en manos privadas, e incompatibles con el comunismo en el que están (total o sustancialmente) en propiedad colectiva.

     Crecimiento económico es el incremento en el tiempo del ingreso nacional real o en el ingreso nacional real per capita. El uso no es uniforme entre estas dos alternativas, ni en estadísticas ni en escritos teóricos, pero el segundo es más usual. Pero el concepto se refiere a crecimiento sostenido durante un sustancial período de tiempo, no a ciclos o períodos cortos. Generalmente se mide en términos de porcentajes anuales.

     En la mayoría de los países industriales la tasa de crecimiento a largo plazo del ingreso nacional real per capita ha sido entre 1 y 2% anual, pero ha sido más alto después de la Segunda Guerra Mundial. El crecimiento económico a estas tasas es una característica desde hace más de 170 años, que no ocurría en períodos anteriores y que generalmente no ocurre en países subdesarrollados. 

     La exacta definición y medición del crecimiento económico depende de la definición del ingreso nacional y está sujeto a las mismas limitaciones. Si tal definición fuese reemplazada por una más amplia que se adecuara a actividades no de mercado –tiempo de ocio, condiciones ambientales y demás- resultarían algunas diferencias en la medición de tasas de crecimiento, aunque es poco probable que las amplias conclusiones sean alteradas. 

     Antes de la caída de la Unión Soviética, la Yugoslavia de Tito marcó distancia contra la administración del Partido Comunista y la policía política, permitiendo mayor contacto con otros países, liberalizando los viajes, permitiendo la emigración y desarrollando la industria turística. Puso en reversa la dura colectivización a favor del cultivo individual e introduciendo “el autogobierno de los trabajadores” a través de “consejos de los trabajadores”, junto con “la autoadministración de empresas” en un “mercado del socialismo”. La política internacional de Tito, desde 1948, se volvió totalmente independiente de la Unión Soviética. Suya fue la no alineación y el acercamiento al tercer mundo. 
 

CONTRA LA INTOLERANCIA COMUNISTA



     Se refería Rómulo, ante el establecimiento de una cabecera de puente soviético en la Cuba comunista, que tal actitud condenatoria otorgaría mayor autoridad moral, mayor respaldo militante de nuestros pueblos, que estaban animados todos de una insobornable y profunda vocación de libertad para combatir el bajalato sovietizante de Cuba, “cuando hayan desaparecido del continente las viejas dictaduras personalistas y rapaces, que utilizan el poder para el enriquecimiento ilícito de hombres de presa y de camarillas que son consufructuarias de las ventajas ilícitas obtenibles del gobierno usurpado”.


CONTRA LA INTOLERANCIA COMUNISTA 
-Alberto Rodríguez Barrera-


   El 20 de febrero de 1963, Rómulo Betancourt habló por segunda vez en el recinto de la Organización de Estados Americanos (OEA). La primera fue en 1948, en días inmediatamente posteriores a la entrega que hizo del poder presidencial en Venezuela a don Rómulo Gallegos, cuando estaban muy recientes los días en que se realizó en Bogotá la IX Conferencia Interamericana, la cual dotó a la OEA lo que puede calificarse como su Carta Constitucional. Después de ello sobrevino la etapa sombría de la década de los 50, cuando uno detrás de otro fueron siendo sustituidos los gobiernos nacidos de comicios por regímenes de fuerza autoelectos.




     Los principios normativos de la Carta de Bogotá fueron olvidados en nombre de la tesis suicida de que los gobiernos de facto proclamaban un anticomunismo en tono de do mayor. La década del 50 fue una mala hora desde el punto de vista de eficacia y vigencia del sistema interamericano, plasmado y concretado en la Carta de Bogotá. En esa Carta, que Betancourt contribuyó a articular como jefe de la delegación venezolana a la IX Conferencia del Sistema Regional, se estableció que sólo podían formar parte del sistema los gobiernos que hubieran resultado de consultas libremente realizadas, mediante el sufragio universal, secreto y directo del electorado. Esa tesis básica fue desechada mediante arbitrios inexcusables para reconocer y tolerar, y hasta apoyar, a gobiernos autolectos. No se discutió el temario referente al reconocimiento a gobiernos de facto, como tampoco se hizo en la Conferencia Interamericana realizada en Venezuela en 1953.




     Aun para 1963 no existía una norma jurídica interamericana que obligase y comprometiese a todos los gobiernos del continente en lo relativo a reconocimiento o no de los gobiernos de facto. En esto, el gobierno de Betancourt tenía una posición muy definida y clara. Rómulo veía como incomprensible que se hubiese pospuesto por tantos años la celebración de la XI Conferencia Interamericana, y exigió que se realizase para discutir la actitud por asumir, por parte de los gobiernos de América, frente a las subversiones de izquierda y de derecha, comunistas o caudillistas. Sin embargo, consideró y manifestó que el Gobierno de Venezuela estaba prestándole un servicio a la democracia de América al sostener y practicar la tesis del no reconocimiento a los gobiernos de facto que sean producto del derrocamiento de regímenes nacidos de la libre expresión de los votos. Se trataba de una posición principista, seria y razonada.




     La experiencia histórica demostraba que si los países de América Latina no habían podido tramontar sus dificultades económicas y sociales era porque en los más de ellos el asalto por la fuerza del poder había impedido la continuidad constructiva de los gobiernos representativos. Los gobiernos de fuerza, surgidos de la irrupción del hombre armado contra los gobiernos nacidos del voto, razonaba Betancourt, habían sido caldo de cultivo para la incubación de los movimientos de extrema izquierda comunista. Era una experiencia constante en América Latina que estos gobiernos centraban su persecución y su saña contra movimientos políticos auténticamente democráticos y liberales, y que adoptaban una actitud de tolerancia y aun de colaboración con los movimientos de extrema izquierda.


     Arguyó Betancourt que el balance de la década de los 50 demostró que ahí donde gobernaron déspotas o dictadores supuestamente anticomunistas, se desarrollaron y proliferaron, al amparo de una simbiosis entre extrema izquierda y despotismo, los movimientos antiamericanos que tenían su norte y guía en las consignas enviadas desde Moscú. Rómulo planteó que la actitud deseada y anhelada por los pueblos americanos era negar el reconocimiento y establecer un cordón profiláctico en torno a los gobiernos golpistas, ya que tal actitud fortalecería a la comunidad interamericana.

     Se refería Rómulo, ante el establecimiento de una cabecera de puente soviético en la Cuba comunista, que tal actitud condenatoria otorgaría mayor autoridad moral, mayor respaldo militante de nuestros pueblos, que estaban animados todos de una insobornable y profunda vocación de libertad para combatir el bajalato sovietizante de Cuba, “cuando hayan desaparecido del continente las viejas dictaduras personalistas y rapaces, que utilizan el poder para el enriquecimiento ilícito de hombres de presa y de camarillas que son consufructuarias de las ventajas ilícitas obtenibles del gobierno usurpado”. Para Rómulo la única fuente legítima del poder era el voto, donde se respetasen los derechos humanos, la pluralidad de partidos, la garantía de libertades fundamentales, políticas y civiles, del hombre y del ciudadano.




     De la misma manera, el Presidente Betancourt confrontó la situación económica y social de América, donde coexistían Norteamérica y América Latina, conviviendo naciones de extraordinario desarrollo industrial y “una espléndida potencialidad económica, con 200 millones de hombres y mujeres, quienes forman lo que pudiéramos llamar la región proletaria, subdesarrollada y pobre del continente”. Afirmó que tal abismo no podía subsistir y abogó “para una coordinación de esfuerzos entre Estados Unidos y la América Latina, orientados hacia el logro de un entendimiento político firme entre ambas Américas y una cooperación encaminada a la eliminación progresiva de los déficits que en todas las áreas de la actividad social y cultural acusan los pueblos latinoamericanos”.

     A la aplicación del programa “Alianza para el Progreso” le exigió la premisa básica de que los precios de las materias primas que los países de América Latina exportaban a Estados Unidos y a la Europa Occidental fuesen precios estabilizados y remunerativos, ajenos a “un don misericordioso, y más como un trabajo en equipo de estadounidenses y latinoamericanos para enfrentar y solucionar problemas que nos eran comunes”.
 


     Agregó Rómulo: “Tengo fe en los destinos de esta organización regional, que con modestos esfuerzos contribuí a crear… en 1948. Pienso que las ideas realistas y justas tienen su propia dinámica, y se abren camino. Y como concepciones apreciadas en un determinado momento como heréticas, llegan a adquirir el sentido de ortodoxia. En 1948 sostuve y sostuvimos algunos latinoamericanos en la Conferencia de Bogotá criterios que en ese momento parecían delirantes, pero justificados por hechos históricos posteriores. Sostuvimos que la América Latina, si no se estabilizaban en ella las instituciones democráticas y si no se atendía su desarrollo económico y social, era un subcontinente expuesto a la infiltración soviética. Eso se dijo y se afirmó muchos años antes de que sucediera lo que ahora en Cuba sucede. En aquella época los ojos de Estados Unidos estaban vueltos hacia Europa y Asia. La América Latina era apenas un diseño desdibujado de los mapas geopolíticos… Pero no es cuestión ahora de hacer un recuento con intención negativa de los errores de ayer, sino de afirmar lo positivo que pueda hacerse hoy y mañana… Para esa lucha, el pueblo y el Gobierno de Venezuela han aportado y seguirán aportando su continuado y decidido esfuerzo… Estas ideas que he expuesto aquí tienen concordancia con las que expuse un día de abril de 1948, día que hablé en la sesión plenaria de la IX Conferencia Interamericana de Bogotá. Con las que dije, por designación de mis colegas, en el acto de clausura de esa misma conferencia interamericana. Con las que pronuncié en este mismo recinto por invitación del Consejo Directivo de la OEA a fines del año 1948, entonces como ex Presidente de Venezuela. Fueron palabras ratificadas en diez años de exilio y luego instrumentadas, hasta donde ha sido posible dentro de un modesto y limitado radio de acción, como Presidente de los venezolanos… Estas ideas si no son todas aplicables tienen por lo menos la virtud de haber sido la expresión de un pensamiento consecuente, elaborado y sostenido con ánimo de acertar y con sincera y profunda vocación americanista”.

martes, 1 de marzo de 2016

VALMORE RODRÍGUEZ UNA AUTÉNTICA LEYENDA por Milagros Socorro

   

El 8 de julio del 59, instaurada una flamante democracia, sus restos regresaron al país. A Maracaibo, concretamente, donde más de 10 mil personas los recibieron en el aeropuerto de Grano de Oro; después de rendirle los honores correspondientes, fueron trasladados a Caracas para recibir sepultura en el Cementerio General del Sur. Era Valmore Rodríguez. Una auténtica leyenda.

Acción Democrática

-Milagros Socorro-
Los poetas seremos

Acciòn Democrática


1.
     ¿Tiene una pluma en la cabeza? Como que sí. La pluma vendría a ser el tocado de la máscara que se ha echado atrás para dar la cara, observando fijamente el lente, tanto que la mirada se ha puesto un poco estrábica. Los otros miran con curiosidad, con aplomo, con cierta sorna y algo de expectativa, pero el muchacho sentado en el piso clava unos ojos escrutadores en los que baila un aire divertido. Es, además, el único que va vestido de pierrot luctuoso, con blusón de clériman y capa ancha, todo confeccionado en tela de disfraz, zapatos decorados con pompones y en las manos una mandolina.

     Es Valmore Rodríguez, una figura extraordinaria del siglo XX venezolano. En esta imagen, que integra la colección de la Fundación Fotografía Urbana, posa para “R. A. Bastidas. Fotógrafo”, según firma el autor de la instantánea, Valmore Rodríguez está presente como parte del grupo Seremos, una agrupación literaria muy politizada, que se fundó en Maracaibo el 6 de agosto de 1925.

     Tal como explica el Diccionario General del Zulia, publicado por el BOD, realizado por Luis Guillermo Hernández y Jesús Ángel Parra, en la década de los 20 el poeta Udón Pérez ejercía una hegemonía en el Zulia con su obra de acento clásico y elusivo a las nuevas corrientes. Frente a este tutelaje surgió una vanguardia juvenil que se dio el comprometedor nombre de Seremos, muy probablemente por el poema de Manuel Noriega Trigo, uno de sus miembros, titulado Los poetas seremos, cuya primera parte reza: “Somos los más fornidos, somos los más audaces, / Los que damos el grito nuevo y hondo; / No somos la belleza, pero ella se nos brinda / En sus matices más complejos; / Llevamos la Esperanza uncida a nuestro plaustro, /Al plaustro que nos alza hacia el futuro / En una apoteosis de espiritualidad / El alma en flor urgida de entusiasmo / Y el latido vibrante en la sien, / El corazón aureolado de soles y el numen siempre / En comunión de belleza”.


2.
     Las ideas nos ruegan / Que las demos al mundo como se nos ofrecen: / Desnudas de
arabescos, ayunas de artificio. 
     De Los poetas seremos, Manuel Noriega Trigo


     En esta fotografía, tomada en Maracaibo en fecha que debe ser anterior a 1928, -cuando todos cayeron presos-, aparecen: de pie a la izquierda, Isidro Valles; a su lado, también de pie, parece que Gabriel Bracho Montiel (no es seguro); sentado a la izquierda, probablemente Héctor Cuenca; sentado a la derecha, Ramón Díaz Sánchez. Y en el vértice, Valmore Rodríguez.


     No fueron ellos los únicos miembros del grupoSeremos. Los fundadores, según el Diccionario del Zulia, fueron Francisco de Rossón, Valmore Rodríguez, Héctor Cuenca, Ramón Díaz Sánchez, Ely Saúl Rodríguez, Manuel Noriega Trigo, Santiago Hernández Yepes, Alejandro Borges, Armando Simons Plumacher, J.R. Bermúdez Vargas, Ciro Chaves Nava, Luis Felipe León, Eugene Meriais, Alonso Pacheco, Mila Rondón Ríos, Hipólito Sibad, Jesús Alfonso Ferrer, Luis Guillermo Govea, Rafael Ángel Barroeta y Manuel González Martínez. Y más tarde se incorporaron Gabriel Bracho Montiel, Jesús Enrique Lossada, José Ramón Pocaterra, Aníbal Mestre Fuenmayor, Joaquín González Eiris, Isidro Valles, Manuel Felipe Rugeles, Héctor Araujo Ortega, R.M. López Troconis, José Manuel Villalobos, Rodolfo Villalobos, Mario Velázquez, E. Isea Sanabria, Rafael Echeverría y Julio Bustamante G.

       Era un conjunto numeroso, como puede verse, y en el que no ingresó ninguna mujer.
     Su lema era «Por los ideales de patria, de arte y de justicia. Por el acercamiento espiritual de América. Por la integridad del pensamiento joven». Con esa inspiración trabajaron durante casi tres años... hasta junio de 1928, cuando muchos de ellos fueron llevados a prisión en el Castillo de San Carlos por más de dos años. El país padecía la dictadura de Juan Vicente Gómez.

     Pero en los casi tres años de funcionamiento alcanzaron a publicar Los caminos inefables de Valmore Rodríguez; El sacrificio del padre Renatode Ramón Díaz Sánchez; Mina de ensueño de Manuel Noriega Trigo; El surco vivo de Héctor Cuenca; Esta es mi sangre de Aníbal Mestre Fuenmayor, así como Mis siete pecados y mis siete virtudes de Elías Sánchez Rubio. También montaron la obra teatral Han robado un ventilador, de Ramón Díaz Sánchez, que fue presentada en el teatro Baralt y publicada parcialmente.

     “Sus producciones literarias”, explica el Diccionario del Zulia, “adscritas al movimiento de renovación que había nacido en Venezuela, sonaron distintas, fueron diferentes, como aporte literario de la agrupación, además del ético al luchar por la libertad contra la dictadura gomecista”.

3.
Vamos al porvenir con las alas abiertas / Y en los ojos vencida la fatiga del viaje. 
De Los poetas seremos, Manuel Noriega Trigo 

     Tal como escribió Isidro Requena, en su libro La memoria desmitificadora (La novela venezolana durante el perezjimenismo), el grupo Seremos, lo mismo que el grupo Válvula, fueron manifestaciones de vanguardia que salieron al paso a la novela criollista tradicional, “con toda su carga folklórica de lenguaje simplemente pintoresco y de psicologismo naturalista o estilizante”, en la convicción de que ya estaba agotada y era necesaria una renovación.

     Para el crítico Nelson Osorio, “Los seremistas –como se llamaban a sí mismos- ilustran en el extremo noroccidental del país el brote generalizado de la renovación y la vanguardia [...] Pese a la heterogeneidad de su composición, el grupo se convirtió en un fermento de posiciones renovadoras y avanzadas no sólo en el terreno del arte y la literatura sino también en la toma de posiciones frente a la realidad social y política del país, lo que desemboca en una abierta participación en las luchas contra el gomecismo, sobre todo en el año 28”.


     La importancia del grupo Seremos –concluye Nelson Osorio- estriba fundamentalmente, desde el punto de vista histórico, en que aparece como el grupo organizado que se plantea abierta y colectivamente el problema de la renovación artística, vinculándola además a los problemas sociales y políticos del momento. Por otra parte, buscan asumir conscientemente la dimensión hispanoamericana que asume la renovación juvenil.

     Esa falta de homogeneidad en el grupo, señalada por Nelson Osorio, era un rasgo perfectamente admitido por el liderazgo de Seremos. Héctor Cuenca, su primer presidente (porque los tenía y por elección), define así a Seremos: “No era una juventud homogénea, con una rasante de cultura que pudiera nivelarlos a todos. Mas una voluntad inquebrantable nos agrupaba. Teníamos un firme propósito de aprender, un afán de obra nueva, una rebeldía sin temores y, sobre todo, un grande amor de América. Pero sin haber logrado mayores resultados, perseguidos por la dictadura política que sufría Venezuela, todos fuimos a parar a la cárcel y el grupo hubo de perecer por disgregación inevitable”.

4.
Unos nos llaman locos, otros nos dan aplausos / Y a todo indiferente marchamos por la ruta / Que más se nos antoje / Quemadas las entrañas de un hálito divino.
De Los poetas seremos, Manuel Noriega Trigo

     Pero, quiénes son estos muchachos tan serios, intelectuales tan activos y venezolanos tan comprometidos con su país, que nos miran desde esta fotografía con fondo pintado.
     
Isidro Valles, de pie a la izquierda, nació en Quisiro, Zulia, en 1903 y murió en Caracas en 1985. Periodista, político, escritor y comerciante. En su juventud perteneció a la Sociedad Espiritista, se incorporó al grupo Seremos y se inició en política al lado de Valmore Rodríguez, con quien participaría en la huelga petrolera de diciembre de 1936 y enero de 1937.


     El 13 de mayo de 1928, mientras daba un discurso en la plaza Urdaneta de Maracaibo, fustigó la represión del gobierno gomecista contra los estudiantes en febrero y abril de ese año. Fue arrestado y encarcelado en el Castillo de San Carlos hasta 1930. No sería su único presidio. Tras la muerte de Gómez, en 1937, daría con sus huesos en los castillos de San Carlos y Libertador de Puerto Cabello, hasta su expulsión de Venezuela (1937). Exiliado en Panamá, México y Colombia hasta 1940, a su regreso se contó los fundadores del semanario satírico El Morrocoy Azul (1941).


     Militante del Partido Comunista de Venezuela, Isidro Valles fue perseguido durante la dictadura de Pérez Jiménez. Se exilió en España (1956-1958), de donde regresó después del 23 de enero de 1958.


     De pie, a la derecha, podría ser Gabriel Bracho Montiel. Nació en Maracaibo en mayo de 1903 y murió en Caracas, en julio de 1974. Fue doctor en cirugía dental (UCV), periodista y escritor (orador, narrador y humorista). También estuvo preso en el Castillo de San Carlos y exiliado por su militancia en el Partido Comunista de Venezuela.


     Héctor Cuenca debe ser el elegante joven sentado a la izquierda. Nació en Maracaibo en julio de 1897 y murió en Caracas en abril de 1961. Odontólogo (UCV), doctor en ciencias políticas y sociales (UCV), escritor y diplomático. También fue detenido y preso en 1928. Llegaría a ser ministro y embajador en Perú.


     Ramón Díaz Sánchez, sentado, con pantalones blancos en la foto, nació en Puerto Cabello, estado Carabobo, en agosto de 1903 y murió en Caracas en noviembre de 1968. Gran novelista, fue también periodista e historiador. Empleado en las compañías petroleras, vivió algunos años en el Zulia, en la década de los 20 y principios de los 30. Es autor, entre otras de las novelas Mene y Casandra, ambas ambientadas en el Zulia.

5.
Tenemos fe en nosotros, ciframos nuestro anhelo en ascender / Pero llevando en alto / Nuestra bandera, fuerte de orgullo y redención; / Y el día en que lleguemos al pico de la cumbre / Haremos canje de nuestros cantos robustos / Con la más bella música de las estrellas puras.
De Los poetas seremos, Manuel Noriega Trigo


En posición de loto, Valmore Rodríguez.

     Nació en San Félix, estado Falcón, en de abril 11 de 1900 y murió en Quilpué, Chile, el 10 de julio de 1955. Como sus compañeros del grupo Seremos, fue escritor, periodista y político, solo que en su caso todo lo hizo a la vez, al tiempo que se desempeñaba también como dirigente sindical, parlamentario, fundador de medios de revistas y periódicos, columnista de mil medios con mil seudónimos y padre de once hijos, una de los cuales es Rosita Rodríguez, quien sería la esposa del tenor de Venezuela, Alfredo Sadel. Si esto fuera poco también fue militar, traductor, ministro y masón. No era de extrañar que muriera, exhausto, a los 55 años. Y fuera de Venezuela.


     Valmore Rodríguez nació falconiano, pero desde muy pequeño lo llevaron al pueblito zuliano de Quisiro, donde viviría unos años, hasta que se marcha a Maracaibo.

     Muy jovencito se emplea en una imprenta y las letras se le meten en la sangre. Antes de cumplir la mayoría de edad es escritor y feligrés de la iglesia protestante, cuya revista La Estrella de la Mañana recoge sus primeras notas reporteriles. Cuando tenía 19 años se fue a Nueva York con la idea de aprender inglés; es muy probable que tuviera el propósito de ingresar a la industria petrolera, pero no como obrero. Lo que encuentra en los Estados Unidos es el regreso de miles de soldados desmovilizados tras el fin de la Primera Guerra Mundial. No es que sobraran los puestos de trabajo. Decide, pues, enrolarse en el ejército norteamericano y, una vez entrenado, fue asignado a la Zona del Canal de Panamá con el grado de sargento. De paso, ya había afinado el inglés hasta el punto de estar en capacidad de dirigir un periódico en ese idioma destinado a las tropas acantonadas en el istmo. Quería seguir estudios en la Academia Militar de West Point, y si no lo hizo fue porque le exigían renunciar a su nacionalidad. No way. Era Valmore Rodríguez.


     En 1921 regresa a Maracaibo. Abandona la Iglesia y se inscribe en la logia masónica “Carabobo 69”. En 1924 obtiene la Gardenia de Oro en los Juegos Florales de Cumaná con su Canto a la Batalla de Ayacucho; y se da el gusto de ganarle a Udón Pérez. En 1925, como sabemos, se suma al grupo Seremos. En 1928, sabido también, va al castillo de San Carlos donde permanecería durante 25 meses.

     Marcha al exilio y a finales de 1933 regresa al Zulia y encuentra trabajo en las compañías petroleras.

     Comienza una nueva etapa etapa, debería decir, una nueva épica, para Valmore Rodríguez, porque va organizar el movimiento sindical del Zulia y logra fundar el mítico Sindicato de Obreros y Empleados Petroleros de Cabimas (SOEP), de funcionamiento clandestino. Por los mismos meses gana el segundo premio del certamen de cuentos del diario Panorama con su narración El Mayor; pero también organiza la corresponsalía de Panorama en Cabimas y un partido clandestino, Bloque Nacional Democrático, al lado de los seremistas Felipe Hernández, Jesús Enrique Lossada y Isidro Valles.

     Muerto Gómez en diciembre de 1935, ya en enero de 1936 se va a Caracas a gestionar la legalización de los sindicatos petroleros. Cumplirá su misión, pero antes es detenido y llevado a la cárcel de La Rotunda, donde permaneció hasta el 16 de febrero. Al día siguiente, el SOEP fue legalizado en acto público celebrado el 17 de febrero de 1936 en el Teatro Variedades de Cabimas.

     ¿Creyó conquistada su meta? Hey, era Valmore Rodríguez.

     Se dio, entonces, a fundar los sindicatos de Lagunillas, Mene Grande, San Lorenzo, Mene Mauroa y Maracaibo, enfrentado en todos los tableros a los comunistas, que disputaban el control de esas organizaciones obreras.

     A todas estas, con la llegada del gobierno de López Contreras, se faja en la formación de Comités de Defensa de la Democracia, para impedir que el nuevo gobierno pretendiera prolongar la política del antiguo régimen.

     Ya se acerca la huelga petrolera, llamada a estallar el 8 de diciembre de 1936. Días antes, Valmore Rodríguez, su gran instigador, es detenido y mandado a la cana para impedir su participación en el conflicto. Con él van detenidos otros conspicuos seremistas: Isidro Valles, Aníbal Metre Fuenmayor, Rodolfo Quintero y Felipe Hernández. La paralización de actividades se produce de todas formas: estaba atada y bien atada.

     En 1938, lo expulsan del país hacia México. No estarán mucho tiempo por allí. Se cuela por las trochas de regreso a Maracaibo, donde permanece enconchado unos meses antes de incorporarse febrilmente al trabajo político del PDN y al periodismo.


     En 1941, cuando nace Acción Democrática, Valmore Rodríguez se adhiere a esta gran aventura como miembro de la dirección nacional.

     En 1942 gana el segundo premio del certamen de cuentos del semanario Fantoches, con su narración La Capitana. Ese mismo año edita Dos estampas, con sus dos cuentos premiados, con prólogo de Rómulo Gallegos, mientras dirigía Acción Democrática, el órgano del partido.

     En 1944 funda el diario El País y conserva su dirección hasta de octubre de 1945, cuando, después del golpe, es nombrado ministro de Relaciones Interiores y, luego, de Comunicaciones, despacho en el que crea la flota Gran Colombiana.


     En 1947 es electo senador por el estado Falcón y hace un viaje de vacaciones a La Habana (entre el 30 de marzo y el 25 de abril), pero antes tomó la precaución de hacer una declaración de bienes que alcanzó a la suma de 18.076 bolívares con 58 céntimos.

     En las sesiones parlamentaria de 1948 lo eligen Presidente de la Cámara del Senado y, como tal, Presidente del Congreso de la República. En el discurso de toma de posesión, Valmore Rodríguez expresó:... “la íntima satisfacción de estar contemplando, desde el más alto sitial del senado de la República, como se hace carne de realidad el anhelo secular de nuestro pueblo, en la viva representación de la voluntad soberana”. Y tuvo palabras para todos los luchadores por nuestra institucionalidad, desde Vargas, “hasta el último ciudadano humilde asesinado en La Rotunda, en San Carlos, Puerto Cabello o Palenque por el último esbirro de instintos primitivos que arma con pica de autoridad el dictador de turno”.


     Como Presidente del Congreso le cupo el honor de tomar juramento en febrero de 1948 a don Rómulo Gallegos, Presidente Constitucional de Venezuela. El 24 de noviembre de 1948, cuando los militares derrocan a Gallegos, ¿se devuelve a Maracaibo a echarle paja al régimen con un seudónimo? Qué te pasa. Es Valmore Rodríguez.

     Se fue a Maracay a resistir y, en su condición de Presidente del Congreso, se declaró en ejercicio provisional de la primera magistratura mientras durase la detención del Presidente Constitucional. Formó gabinete, nombró jefes de las Fuerzas Armadas y dirigió un mensaje a la Nación invocando la lealtad y el respeto a la Constitución.


6. 
     
     Naturalmente, es detenido y enviado a la Cárcel Modelo de Caracas, donde las duras condiciones le precipitan dos ataques cardíacos. El gobierno de facto lo manda a poner en un aeropuerto. Fue enviado a Cartagena y de allí pasó a Nueva York, donde se recuperó de sus males. ¿Se dio, entonces, a vivir de las colectas? ¡Muchacho!, cómo se te ocurre. Era Valmore Rodríguez. ¡Se hizo colaborador de la revista Selecciones y consiguió colocar sus traducciones de los grandes poetas norteamericanos! Además, se puso a estudiar la secundaria norteamericana y no cejó hasta presentar el último examen, el 21 de octubre de 1952... el mismo día que los esbirros de Pérez Jiménez asesinaban en Caracas a Leonardo Ruíz Pineda. Ya bachiller, comenzó a asistir a los cursos de Economía en la Universidad de Columbia.

     El año 1950 lo encuentra en México, donde publica su libro Bayonetas sobre Venezuela, con prólogo de Alberto Carnevalli. Era su testimonio contra el cuartelazo de noviembre.
  
     Por esos años va a parar al pueblo de Quilpué, en Chile. Y desde ahí bramará contra la dictadura de Pérez Jiménez hasta que la muerte lo derrotó. Fue sepultado en el Cementerio General de Santiago, en un sepelio al que acudieron dos prominentes líderes chilenos, Frei y Allende.


     Sus restos reposarán fuera de Venezuela y andarán por allá lejos pasando frío, ¿no?

   El 8 de julio del 59, instaurada una flamante democracia, sus restos regresaron al país. A Maracaibo, concretamente, donde más de 10 mil personas los recibieron en el aeropuerto de Grano de Oro; después de rendirle los honores correspondientes, fueron trasladados a Caracas para recibir sepultura en el Cementerio General del Sur.

Era Valmore Rodríguez. Una auténtica leyenda.

UN PLAN FUNCIONAL DE RECUPERACIÓN ECONÓMICA



     El 12 de marzo d 1963 se presentó ante el Congreso Nacional el quinto mensaje presidencial, en el cual el Presidente Betancourt abarcó una diversidad de temas que reflejaban minuciosamente la situación nacional, dando cuenta de los hechos y la posición que asumía el Gobierno de Coalición, en particular en cuanto a “esos grupos políticos antinacionales que han derivado a su situación actual de pequeñas bandas de atracadores y homicidas con premeditación y alevosía… a través de lo cual pensaban derrocar al régimen constitucional y establecer en Venezuela una sucursal del régimen comunista de Cuba.

UN PLAN FUNCIONAL DE RECUPERACIÓN ECONÓMICA

-Alberto Rodríguez Barrera-


     Otro hecho de especial significación nacional para el acontecer político nacional era la reciente resolución del Consejo Supremo Electoral que abrió el proceso de comicios que habría de elegir al próximo Presidente de la República y a los cuerpos deliberantes de la nación. Bajo el imperio pleno de las garantías institucionales, concurrirían 3 millones de venezolanos a la consulta electoral. Betancourt, guiado siempre por la pedagogía cívica, afirmó la intención demostrada de que el Poder Ejecutivo no iba a interferir ni a presionar en ningún sentido al organismo electo por el Congreso para dirigir todo el proceso de comicios, ni al electorado. El Consejo Supremo Electoral ni siquiera recibió insinuaciones del Ejecutivo y determinó la fecha y la forma en que habían de realizarse las elecciones. El gobierno “se limitará a garantizar el orden público y a velar celosamente porque ningún miembro de la rama ejecutiva tenga participación activa en las elecciones que se avecinan”.


     Dijo Rómulo: “He dicho con insistencia y sinceridad que el gobierno, ni yo personalmente, tendremos candidatos para la Presidencia de la República y los cuerpos deliberantes en los próximos comicios. Para mí, como hombre público, este compromiso contraído con la nación adquiere singular importancia. Culminará en 1964 una dilatada faena mía en favor de la vigencia y estabilidad del régimen democrático en el país. Esa acción de más de tres décadas ha estado jalonada de aciertos y errores, como la de todo hombre que haya tenido una prolongada ingerencia en las cuestiones públicas. Pero aspiro a que la historia habrá de reconocer que la pasión por Venezuela y la entrega a su servicio, dieron contenido y forma a esa dilatada e incesante actividad. Pero lo que la historia no me perdonaría, infiriéndole además severo daño a la fe de los venezolanos en los hombres públicos, es que pretendiera yo utilizar arbitrios para imponerle al país un sucesor mío en Miraflores. No lo haré, y ratifico aquí que de haberme sentido tentado en algún momento por la intención de hacerlo hubiera encontrado, junto con la airada y lógica protesta de la oposición, el rechazo decidido de los partidos Acción Democrática y Copei, y de las individualidades políticamente independientes, de insobornable celo cívico, que integran los cuadros ejecutivos de la administración pública… En una democracia, y en Venezuela, se vive dentro de un régimen democrático cabal, no es concesión de las autoridades sino deber de las autoridades el de darles idéntico tratamiento a todos los candidatos que presenten sus nombres y programas a la consideración del electorado, formen éstos en las filas de los defensores de un régimen o de los opositores a él”. 


     El Presidente Betancourt hizo también referencia a la actuación de las Fuerzas Armadas en cuanto a mantenerse “ceñida a su misión institucional dentro de un marco de estricta y rigurosa subordinación al sistema jurídico legítimamente constituido… participaron en las operaciones y sometimiento de las insurrecciones de Carúpano y Puerto Cabello y apoyaron a las autoridades civiles en el control de los disturbios y restablecimiento del orden público, y en las labores de limpieza de los grupos de perturbadores que han pretendido establecer guerrillas en las zonas rurales del país… y cumplieron con eficacia, espíritu disciplinario y plena consciencia de su función de hacer respetar y defender la soberanía de la nación, las tareas que se les encomendaron dentro y fuera de las fronteras el país”.


     Cabe recordar que la ingeniería militar cumplió en este tiempo una labor pionera en las labores de alfabetización que se hizo en 160 centros creados en las regiones más remotas y en la apertura de nuevas zonas del país, como la construcción del aeropuerto de San Carlos, la carretera Puerto Ayacucho-Puerto Páez-Caicara del Orinoco y en la carretera de penetración en la Gran Sabana. Para los conscriptos, 80% de los cuales provenían de las áreas rurales, se puso en servicio la Granja Militar de La Placera; se completaron varios edificios de la nueva sede de la Escuela Naval de Venezuela en el Departamento Vargas; el Instituto de Previsión de las Fuerzas Armadas, fundado en 1945 y que hasta 1958 había recibido 44 millones de bolívares para la construcción de viviendas, recibió en 4 años del Gobierno de Coalición 115 millones (el 72% del total de 159 millones).


     En materia de moralidad administrativa, en el curso de los cuatro años del Gobierno de Coalición, la Contraloría había sustanciado 342 expedientes sobre irregularidades administrativas; y 148 se iniciaron a solicitud de los ministros y de los directores de institutos autónomos. En 1962 se introdujeron a la consideración del Congreso las leyes de Contraloría y de Licitación.



     Entre las muchas cifras que confirmaban la recuperación económica del país, un signo satisfactorio lo constituyó especialmente el incremento del saldo activo de la balanza comercial: de 3.495 millones de bolívares en 1961 a 4.206 millones en 1962, a precios constantes de 1960, o sea: un incremento de más del 20%. La ocurrencia de este saldo activo en la balanza comercial fue más elocuente aún al considerar que se logró al mismo tiempo incrementar notablemente las importaciones en bienes de inversión –esencial para la ampliación de nuestro aparato productivo- de 554 millones de bolívares en 1961 a 800 millones en 1962, o sea: casi un 45%, lo cual constituí un signo incontrastable de la recuperación y al mismo tiempo una condición para su continuación.

     Es de notar, además, que el incremento de las importaciones de bienes de capital compensó con creces las apreciables reducciones que se observaron en los demás renglones de las importaciones, en especial de los productos manufacturados, como resultado de la campaña de sustitución de importaciones por producción interna.

     Participaron en esta recuperación, en grados diferentes, todos los sectores productivos de la economía nacional. Espectacular fue la industria de la construcción, como consecuencia directa de la ampliación de los programas de obras públicas y de las facilidades de financiamiento de vivienda mediante el programa de créditos as la construcción de vivienda urbana; algo jamás visto en el país. 


     El presidente Betancourt informó al país que los egresos fiscales acordados fueron de 6.553 millones de bolívares, de los cuales 2.969 millones correspondieron a gastos de desarrollo, 1,051 millones al pago de la deuda pública, 757 millones al situado y aportes a entidades federales y 1,776 millones a los gastos corrientes de la administración pública general. Las necesidades de funcionamiento de la administración pública fueron satisfechas en su casi totalidad con las asignaciones presupuestarias sin recurrir apenas a la utilización, otrora exagerada, de los créditos adicionales, poniéndose así de manifiesto la voluntad ordenadora y los propósitos de sinceridad fiscal que animaban la política económica del Gobierno de Coalición.


     En cuanto a la situación del fisco nacional, el balance fiscal, que resultó de la comparación entre los ingresos ordinarios, que totalizaron 5.905 millones de bolívares, y los egresos ordinarios, que fueron del orden de los 5.240 millones, presentó un superávit corriente de 665 millones, cuya utilización contribuyó a disminuir en 305 millones el monto de la deuda pública y a incrementar en 360 millones las reservas de tesoro.


     El monto de la deuda pública directa e indirecta, incluyendo la flotante y el anticipo del impuesto de explotación de hidrocarburos percibido en diciembre de 1960, alcanzaba al 31 de diciembre de 1961 a la suma de 2.778 millones de bolívares. Para el 31 de diciembre de 1962, llegó a 2.578 millones, lo cual significó una disminución de 200 millones. En el curso de 1963 se cancelaron dos cuotas del empréstito de abril de 1960, con lo que se completó la amortización del 50% de dicho empréstito y si bien se realizaron nuevas operaciones de crédito, se logró no sólo disminuir el monto de la deuda pública sino también modificar su composición, en forma tal que los compromisos anuales fueron menos onerosos.


     Durante el mes de enero de 1963 se cancelaron por adelantado deudas que le ahorraron millones a la nación por concepto de intereses que ya no se pagarían. La deuda pública para este momento era de 2.241 millones de bolívares. Tal saneamiento fiscal permitió que por primera vez en muchos años se presentase un presupuesto de ingresos y de gastos cabalmente balanceado. Y el saneamiento fiscal no se limitó al gobierno central; la política de reajuste alcanzó a los gobiernos regionales y a los institutos autónomos. Tal balance, claramente favorable, fue el resultado del Plan de Recuperación Económica puesto en práctica por el Gobierno de Coalición.



FACISMO


APUNTES SOBRE EL FASCISMO
-Alberto Rodríguez Barrera-

     Específicamente, el fascismo es (1) el Movimiento Fascista formado en 1919 y que Benito Mussolini llevó al poder en Italia (1933-45). La palabra italiana “fascismo” se deriva de “fasces”, un montón de  varas con una sobresaliente hacha que se llevaba ante los cónsules como insignia de la autoridad del estado en la antigua Roma.

     Genéricamente, el fascismo (2) son movimientos similarmente autoritarios* en otros países, como el Nazismo en Alemania, la Falange en la España de Franco, la Guardia de Hierro en Rumanía o la British Union of Fascists de Sir Oswald Mosley en Inglaterra.

     Más particularmente, en la forma “Fascista”, es (3) un término de abuso político muy utilizado por los comunistas antes y después de la Segunda Guerra Mundial para desacreditar a sus oponentes**, fuesen genuinamente fascistas, conservadores o socialdemócratas, y para tratar de promover sus tácticas para construir coaliciones anti-fascistas bajo el liderazgo comunista.

     El fascismo fue producto de la muy profunda crisis social y económica de Europa que siguió a la Primera Guerra Mundial. No produjo ningún sistema coherente de ideas, y los varios movimientos fascistas reflejaron los muy variados trasfondos nacionales de los países en que se desarrollaron. Sin embargo, había una serie de rasgos comunes.

     Todos eran fuertemente nacionalistas, violentamente anti-comunistas, y anti-marxistas; todos odiaban al liberalismo, a la democracia, a los partidos parlamentarios, a quienes buscaban reemplazar por un nuevo estado autoritario en el que habría un solo partido, el suyo propio, con un monopolio del poder, y un único líder con cualidades carismáticas y poderes dictatoriales; todos compartían un culto a la violencia y a la acción, planificaban tomar el poder, exaltaban la guerra, y con sus uniformes, rango, saludos y concentraciones daban a sus partidos un carácter paramilitar. En sus campañas políticas, dependían en mucho de la propaganda masiva y el terrorismo***; una vez en el poder, utilizaban el poder del estado para liquidar a sus rivales sin ningún tipo de consideración por la ley.

     El racismo y el antisemitismo eran características fuertemente marcadas en algunos movimientos fascistas (como los alemanes) pero no todos (como los italianos). Los movimientos fascistas hicieron un acentuado llamado a los militares resentidos con los resultados de la Primera Guerra Mundial que no tenían deseos de regresar a la vida civil (la generación “del frente”), así como a varios grupos de las clases media y de las bajas clases media que sentían amenazadas sus posiciones en la sociedad por la inflación, la depresión económica, el movimiento organizado de la clase trabajadora y el espectro de la revolución; incluyendo a una juventud atraída por el culto a la acción y la denuncia realenga al “sistema”.

     Su nacionalismo y anti-marxismo les ganó simpatías y a veces apoyo de los partidos tradicionales de la derecha y del ejército. Originalmente radical en muchas de sus demandas, descartaron la mayoría de estas cuando llegaron al poder, aunque representaban una nueva “élite” sonsacada de los grupos sociales que eran muy diferentes de las viejas clases gobernantes****.

     Como producto de la Primera Guerra Mundial, los levantamientos sociales y la depresión económica que siguió a la guerra, el fascismo se desacreditó por la total derrota de los estados fascistas en la Segunda Guerra Mundial. Un cierto número de partidos neo-fascistas aparecieron en Europa desde la guerra (como el MSI), pero sin lograr ningún tipo de éxito.  Los regímenes con características prestadas del fascismo aparecieron en otros continentes, como el peronismo en Argentina, pero en circunstancias mejor entendidas dentro del contexto de sus propias historias nacionales.

     El MSI, Movimiento Sociale Italiano, nació en 1946 como partido neo-fascista y antidemocrático. Forzado a trabajar a través del sistema parlamentario italiano, dirigió sus principales esfuerzos hacia el intento de atraer al dominante partido demócratacristiano hacia una anti-comunista y anti-socialista coalición de derecha.

   
*El autoritarismo es la defensa y justificación de un gobierno basado en órdenes que son respaldadas por amenazas y castigos por desobediencia. Los defensores de sistemas de gobierno autoritarios creen que la autoridad del gobernante es su propia justificación y que sus prácticas deben ser aceptadas por sus súbditos, sin consulta o persuasión, por la autoridad investida en ellos por teoría política o social, por procesos abstractos de desarrollo histórico, o por Dios. Dentro de este esquema funciona la llamada personalidad autoritaria, un tipo de personalidad caracterizada por extrema obediencia y respeto incuestionable por la autoridad. Estas características definitorias son generalmente acompañadas por rigidez, convencionalismo, prejuicios e intolerancia de la debilidad o la ambigüedad. El totalitarismo encuentra ejemplos teoréticos en el nazismo, el fascismo y el comunismo soviético: sistema político dominado por un solo partido e ideología en el que todas las actividades políticas, económicas y sociales son absorbidas y subsumidas y toda disidencia suprimida por terrorismo policial.

**Esencial para el totalitarismo es el monopolio total del flujo ordinario de información y de argumentos públicos. Esta visión era muy corriente en el período 1930-1950 entre marxistas intelectuales disidentes que hablaban de la nazificación de los partidos, sindicatos, universidades, asociaciones profesionales y otras de la Alemania nazi, y en el grado de control central ejercido por la dictadura stalinista en la Unión Soviética.

***El terrorismo es la política o actividad de utilizar el terror para romper el espíritu de resistencia inculcando el temor a la muerte, mutilación, y tortura, o acciones similares contra resistentes familias o dependientes. Como política carece de realidad hasta que se producen suficientes ejemplos para que el terror se vuelva efectivo. El terrorismo puede ser tanto oficial como contrarrevolucionario (uso que le dieron Hitler y Mussolini), así como también revolucionario. El terrorismo es esencialmente el arma de una minoría que no encuentra ningún chance de éxito por persuasión. Si el terror revolucionario ha de ser exitoso, debe primero imponer su voluntad en aquellos que desea liderizar hacia la batalla. Es un término fuertemente peyorativo, pero figura mucho –y generalmente con alguna razón- en la propaganda oficial contra insurgentes.


****El castrismo se ha mantenido fuertemente atado al carisma personal, más que la impersonal mística del Partido, y su disciplina aún está basada en el principio de jefatura (liderazgo personal); se unió al movimiento de la internacional comunista con la aspiración de proveer un modelo específicamente cubano. En vez de esperar condiciones de objetividad marxista o subjetividad leninista, el castrismo propuso crearlas estableciendo movimientos guerrilleros, que se desarrollarían de puntos focales para luego conquistar todo el continente latinoamericano. Tanto Castro como Ché Guevara prescindieron de las ideas de etapas revolucionarias determinadas por clases. Como vástagos de las clases medias, visualizaron la revolución como prolija lucha de guerrillas, inclinada políticamente hacia la explotación de los males sociales y el sentimiento antiyanki latinoamericano. Fracasaron, aunque manteniendo influencia en movimientos extremistas, como lo constatamos hoy en Venezuela.