jueves, 18 de febrero de 2016

EL BARROCO PRECIOSISTA Y EL YO

     


     El Barroco reflejó una crisis general de la razón... En esta sociedad en la que el individuo, sin cesar amenazado, debe afirmarse como poderoso enemigo... los desequilibrios favorecen el desorden del “yo” ... Así es que la gloria se convierte en una exigencia íntima, una ley interior. Es preciso vencer, no sólo los obstáculos exteriores, sino también, en el interior de sí mismo... La virtud por excelencia consiste, entonces, en la total generosidad, en la búsqueda apasionada de la gloria y la sumisión de las pasiones a este ideal. El héroe es aquel que se jura no desfallecer y sacrificarse por la gloria. Esta virtud es la afirmación del individuo sometido al total poder del orgullo, que grita como Medea: “Es tan grave la desdicha, ¿qué os queda?. Yo”.

EL BARROCO PRECIOSISTA Y EL YO
-ALBERTO RODRÍGUEZ BARRERA- 


     Durante los siglos 16 y 17 hay una gran vitalidad en Europa, no obstante la supervivencia múltiple de legados medievales. La tendencia, irrealizable en una sociedad de clases mutuamente hostiles, es realizar en cada hombre el ideal de la humanidad, desenvolviendo su individualismo. Se trata de estudiar la naturaleza para adueñarse de ella dominando la ciencia y la técnica. Se quiere gozar de la tierra y de todo lo que hay en ella, sin Dios y sin la metafísica medieval. Se quiere libertad burguesa frente a señoríos, derechos feudales, concepciones morales y religiosas. Es a partir del siglo 16 cuando aparece en la literatura el hombre solitario (Shakespeare en La Tempestad); el hombre solo enfrenta al mundo, como lo presentó Tomás Hobbes con su frase de “el hombres es el lobo del hombre”.


     Se idealiza al individuo fuerte, inescrupuloso, enérgico, práctico, triunfador en el arte de hacer fortuna, reclamando las libertades necesarias para la consecución de su empresa; debe quebrar obstáculo tras obstáculo y la monarquía absoluta sirve de agente para su individualismo al fomentar hombres de recia personalidad que puedan oponerse a los estamentos; la gran meta es realizarse plenamente. “El fin de mi vida es ser lo que soy”, exclamó Shakespeare. Y el dinero va adquiriendo su omnipotencia, convirtiéndose poco a poco en lo que más adelante definió Marx como factor de enajenación: “El dinero es el objeto de posesión más eminente por su propiedad de comprarlo todo (apropiación). Esa propiedad es universal y determina su omnipotencia…” “Soy lo que puedo pagar. Su alcance es el alcance de mis propiedades y mis potencias esenciales. No es mi individualismo lo que determina lo que soy y lo que puedo. El dinero es la verdadera inteligencia de las cosas. El dinero transforma las limitaciones y vicios en su contrario”. Y Shakespeare señala dos de sus propiedades: a) es la divinidad visible; b) es la prostituta común.


     Es en el Barroco (siglo 17) cuando se verifica una intensa relación entre la teoría y la práctica. A lo largo de este siglo se fundan todas las academias de ciencias europeas, pero no como centros de cultura científica abstractos sino íntimamente ligados a la realidad y la producción; la capacidad inventiva y la aplicación de nuevas ideas, materiales y técnicas, eran indispensables para la evolución de la economía mercantilista y respondía al espíritu de competencia industrial entre las distintas naciones europeas. Las academias tuvieron un papel clave en el desarrollo de la ciencia y en la difusión del conocimiento, a nivel de los científicos, por medio de los periódicos, que permitían la rápida comunicación de los nuevos avances. 


     Pero en este digno mundo burgués el espíritu será tanto más elevado cuanto más alejado se encuentre del trabajo. Erasmo de Rotterdam fue llamado “el hombre para sí” (homo pro se) y Descartes aspiraba moverse entre los hombres como si fueran árboles de un bosque: ser más espectador que actor, con la actitud del intelectual al servicio de la nueva clase. El siglo 17 es una intensa corriente de irreligión, teórica y práctica (en Francia enlaza a Montaigne y Voltaire), corriente que desaparece en la segunda mitad del siglo; pero entre 1600 y 1660, la incredulidad se manifiesta sin reboso. La licencia de las opiniones y la vida tiene dos causas principales. Una es la persuasión de que la razón lo puede todo. La otra es la anarquía política que preparó la anarquía moral (guerras civiles).


     Los incrédulos, entonces llamados “libertinos”, eran de dos clases: los filósofos y los eruditos, gente discreta, enemiga del escándalo; y los mundanos, poetas y hombres de ingenio ruidosos y multiplicadores de escándalos. Éstos no tenían ninguna doctrina precisa: eran burlones que hacían ostentación de tolerancia. El siglo 17 es el siglo del Barroco, que posee el gusto de la libertad formal y el desdén por las reglas, la medida y la circunspección. Es irracional y contradictorio. Desea, al mismo tiempo, el pro y el contra. Posee el gusto del misterio y de lo sobrenatural, de lo emotivo y de lo pasional, de los encantos de la naturaleza y del folklore; el Barroco es cósmico, panteísta, tumultuoso, ondulante, desbordante, lujuriante; sacrifica el orden a la sanción, la eternidad a la intensidad. Esta sensibilidad se muestra también en los escritores, con savia picaresca. En el teatro se olvidan a menudo las reglas; no hay unidad de tiempo ni de lugar, ni de acción. Abundan los sueños y oráculos, y las apariciones de sombras y espíritus. La fortuna juega un papel increíble; acontecimientos fortuitos, separaciones o encuentros debidos a las tempestades, corsarios, naufragios con inmediata salvación.


     Al Barroco se vincula el preciosismo, manera de ser propia de las cortes y de salones. Los preciosistas se esfuerzan para separarse de lo vulgar, ser raros y sorprendentes en todas las cosas. En amor, son los sacerdotes del amor platónico, elevado a la altura de una religión y considerado fuera de los contactos carnales y del matrimonio. En su lenguaje, por su voluntad de diferenciación aristocrática, los preciosistas llegan a la jerga, pero destierran lo popular, las usuales voces de trabajo; su literatura ama furiosamente y busca el efecto de sorpresa, pero se limita a pequeñas composiciones-carta, epigrama, madrigal, lo pastoril o de aventuras. El preciosista busca en sus obras efectos de agudeza, antítesis, metáforas, paráfrasis, alegorías, todo lo que es inesperado, excesivo, la dificultad y lo particular, análisis psicológicos quintaesenciados, separación, aislamiento, división, enumeración.


     El Barroco reflejó una crisis general de la razón, que se manifestó primero en los dominios de la moral. En esta sociedad en la que el individuo, sin cesar amenazado, debe afirmarse como poderoso enemigo; en esta sociedad todavía aristocrática, en que el ideal es el noble, el soldado por excelencia, y en la que los desequilibrios favorecen el desorden del “yo” y, en consecuencia, los arrebatos del orgullo, el hombre virtuoso es el héroe, y la suprema ambición, el poder y la gloria. El deber consiste en las satisfacción de la gloria, y ésta consiste en observar las reglas de honor social, que se identifica con el feudal, nobiliario. Así es que la gloria se convierte en una exigencia íntima, una ley interior. Es preciso vencer, no sólo los obstáculos exteriores, sino también, en el interior de sí mismo, las pasiones, el miedo, la timidez. La virtud por excelencia consiste, entonces, en la total generosidad, en la búsqueda apasionada de la gloria y la sumisión de las pasiones a este ideal. El héroe es aquel que se jura no desfallecer y sacrificarse por la gloria. Esta virtud es la afirmación del individuo sometido al total poder del orgullo, que grita como Medea: “Es tan grave la desdicha, ¿qué os queda?. Yo”.

TEORIAS ECONÓMICAS


APUNTES  SOBRE  TEORIAS  ECONOMICAS


-Alberto Rodríguez Barrera-


     La teoría económica clásica es el sistema incluido en “La Riqueza de las Naciones” (1776) de Adam Smith, que fue desarrollado durante el período que terminó en 1870. Estaba basado en la presunción de que el individuo era generalmente el mejor juez de sus propios intereses. La conclusión de que bajo un sistema económico libremente competitivo la búsqueda individual de auto-interés económico resultaría en beneficio de la comunidad y dependía del análisis del funcionamiento del mecanismo de precios para ubicar recursos en respuesta a la demanda de bienes y servicios. Cuando se combinaban con el análisis del papel de la división laboral y la inversión de capital en la promoción de crecimiento económico, esto llevó a las subsiguiente conclusión de la deseabilidad de libertad en comercio internacional y la libertad de actividad económica generalmente libre de intervención gubernamental. Los economistas clásicos aceptaban también (por lo general) la “teoría de la cantidad de dinero”.

     Hubo, sin embargo, numerosas diferencias de visión entre los escritores de esta escuela, particularmente con respecto a las teorías de valor, salarios, renta, población, sub-consumo (ciclos de comercio), política bancaria, y las funciones de gobierno. Una de las más conocidas y por corto tiempo uno de los  más influyentes modelos basados en teoría económica clásica fue el Ricardiano. Esto incorporaba la teoría malthusiana (neo-malthusianismo) de población, la teoría ricardiana de renta basada en la ley de “retornos disminuidos” por la tierra, y la variante de Ricardo de “la teoría de valor laboral”. Una importante conclusión derivada de este modelo era que el crecimiento económico estaba destinado a terminar en el fracaso debido al incremento en la dificultad de obtener comida a medida que la población se incrementaba

     La teoría de cantidad de dinero relaciona el nivel de precios en una economía con el suministro de dinero dentro de esa economía y el volumen de bienes producidos: en su más simple forma MV=PT, donde M es el suministro de dinero, V la velocidad de circulación (o el número de veces que una unidad de dinero cambia de manos dentro de un período dado), P el nivel de precios, y T la cantidad de bienes producidos. En su forma alternativa MV P = ---- T la teoría tiene importantes implicaciones para el control de la inflación, ya que puede demostrarse que en un corto período, cuando la producción de bienes es fija y la velocidad de circulación constante, el determinante principal del nivel de precios es el suministro de dinero.

     Los ciclos de comercio son sucesiones de alzas y depresiones alternándose. Aunque los ciclos de comercio se han sucedido por siglos, hay todavía diferencias de opinión sobre sus causas fundamentales. (1) La teoría del crédito las atribuye a fluctuaciones en la voluntad de los bancos para hacerle adelantos a los clientes. (2) La teoría de sub-consumo sostiene que a medida que la gente se hace más rica tienden a ahorrar una creciente porción de sus ingresos (consumen en menor cantidad). Al mismo tiempo, la tasa de incremento de requerimientos de gastos de capital subirá a la misma tasa que el crecimiento de consumo. En consecuencia la demanda constituida por la fracción de ingreso gastado en consumo y lo causado por requerimientos de inversión tienden a caer por debajo del potencial productivo de la economía y se sucede la depresión. El uso de la palabra “sub-consumo” implica que es deseable para los receptores de ingresos continuar gastando una fracción constante de su ingreso en consumo. Si hicieran esto, sostiene la teoría, entonces las depresiones causadas por lo inadecuado del consumo e inversión hechos conjuntamente no ocurrirían.

     El economista y demógrafo británico Thomas Robert Malthus creía que cualquier intento por elevar los estándards de vida de las secciones más pobres de la población sobre el nivel de subsistencia estaba destinada a no ser exitoso, porque llevaría a un incremento de la población presionando sobre los medios de subsistencia, y este incremento restauraría la situación previa. La única solución que Malthus ofrecía era “restricción moral”: posponer el matrimonio, acoplado con castidad premarital, hasta que los padres pudiesen mantener una familia. Más adelante, los escritores, al aceptar su análisis, sugirieron que las consecuencias del Principio de Población de Malthus podría ser evitado con la adopción de control de natalidad dentro del matrimonio. A esto fue lo que se llamó neo-malthusianismo.

La ley de retornos disminuidos es a veces llamada la ley de proporciones variables. Esta “ley económica”, que surge del economista británico David Ricardo (1817), expresa una relación técnica entre “input” y “output”: que la aplicación de unidades adicionales en cualquier input (trabajo, tierra, capital) a la cantidad fija de otro (s) genera sucesivamente menores incrementos de output. Más generalmente la “ley” se mantendría donde el retorno sólo disminuiría cuando la proporción del input variable exceda cierto nivel.
     El análisis de input/output es un método utilizado en economía para extraer las conexiones entre productos y los recursos requeridos para producirlos. El sistema productivo está dividido en un número de ramas definidas en términos de sus productos característicos. Durante cualquier período. cada rama produce una cierta cantidad de ouput y al hacerlo utiliza cierta cantidad de inputs. Estas cantidades, expresadas por conveniencia en valores monetarios, se colocan en una matriz llamada tabla de input/output, en la que a cada rama se le asigna una fila y una columna. Por convencionalismo, las entradas en la fila se relacionan al destino de los outputs y las entradas en columna a la proveniencia de los inputs: los outputs o son absorbidos dentro del sistema de producción (ouputs intermedios) o fluyen fuera de él hacia la demanda final (outputs finales); y los inputs o son suministrados por el sistema (inputs intermedios)  o fluyen dentro de él desde afuera  (inputs primarios: tierra, trabajo, capital). Para cada rama, la suma de entradas en una fila (output total = ingreso total) es igual a la suma de entradas en una columna (inputs totales = costos totales).

     Así es que una tabla de input-ouput consiste de: (1) una matriz cuadrada que demuestra los flujos de productos intermedios dentro del sistema (flujos inter-industria); (2) una o más columnas adicionales demostrando outputs finales; y (3) una o más filas adicionales demostrando inputs primarios. Si los inputs intermedios  dentro de una rama (las entradas en una columna de la sub-matriz inter-industria) están divididas por el output total de esa rama, y si esta operación es repetida en todas las ramas,  se obtiene una matriz de coeficientes, A. Un elemento típico de A, digamos ajk, mide la cantidad de producto j requerida directamente para producir una unidad del producto k.

     En matemáticas una m x n A es un arreglo rectangular de objetos (generalmente números) que tiene filas m y columnas n; A puede dar coeficientes en un juego lineal de ecuaciones, o los componentes de un juego de vectores. Si esto fuera todo, no sería más que una jerga a mano. Pero de hecho una matriz puede siempre ser considerada como un mapeo lineal desde una n-dimensional hasta un espacio vector m-dimensional. Esto da pie para varias operaciones en matrices; en particular, las multiplicaciones de matrices se corresponden con la composición de funciones. Los problemas sobre funciones lineales y ecuaciones pueden entonces ser descritos en términos de estas operaciones, y ellos a cambio pueden ser descritos en términos de manipulaciones algebráicas sobre las entradas. En esta conexión el determinante de una matriz A es de gran valor. Es un número computado desde las entradas y es cero a menos que la matriz sea cuadrada (a menos que m = n); la división por A es posible si y solo si el determinante no es cero.