viernes, 5 de agosto de 2016

DE CUANDO LAS “HABILITANTES” ERAN PARA ALGO (SOBRE COMO HABLARLE CLARO AL PUEBLO)


“... En todo caso, hay el propósito por parte del gobierno de congelar los precios de los transportes de personas y de mercancías, con intención de que el impuesto de la gasolina no repercuta sobre el costo de la vida, como hay el propósito del gobierno de congelar los precios de los artículos de primera necesidad. Estamos convencidos de que la única manera de abaratar el costo de la vida es desarrollando activamente la producción agrícola, pecuaria e industrial para que a la economía de la escasez que hay en Venezuela, la sustituya una economía de abundancia...”

“...El pueblo de Venezuela, en su inmensa mayoría, incluidas dentro de esa mayoría gentes que no militan en partidos políticos y no simpatizan políticamente con el Presidente de la República, están de acuerdo en que este gobierno debe ser el primero de una serie interminable de gobiernos electos, de gobiernos escogidos en las urnas comiciales y que ya no haya gobiernos impuestos por el asalto aventurero de quienes se meten en Miraflores en una madrugada, por la ventana. Y en esta posición institucionalista están también de acuerdo las Fuerzas Armadas para darle legítimo respaldo y el adecuado sostén a un régimen de insospechable origen comicial....”

Rómulo Betancourt 




DE CUANDO LAS “HABILITANTES” ERAN PARA ALGO 
(SOBRE COMO HABLARLE CLARO AL PUEBLO)
-Alberto Rodríguez Barrera-


     Para el 21 de mayo de 1961, el Presidente Rómulo Betancourt concurría a su segunda concentración masiva –desde que asumió la Presidencia- en Maracaibo. La primera fue en El Silencio de Caracas. Las apariciones públicas eran limitadas a las giras administrativas, de supervisión e inauguración de obras estado por estado, cosa que Rómulo justificaba diciendo que la hora “era la del hacer constructivo”. 

     La concentración trató sobre el trabajo concreto del Poder Ejecutivo y no contenía ningún afán de figuración ególatra (Rómulo inclusive cuestionó posteriormente al Presidente Caldera por la “quemazón” del programa televisivo “Habla el Presidente”. En la concentración de Maracaibo, el objetivo era informarle claramente al pueblo que había solicitado al Congreso Nacional atribuciones especiales “para tomar una serie de medidas impopulares” y que constituían “tablas de salvación para la economía y para el fisco de la República”: el Gobierno de Coalición tenía un déficit de 1.000 millones de bolívares. 


      Rómulo comenzó diciendo que las medidas a tomar ”significan pequeños sacrificios para todos los sectores sociales, una cuota del esfuerzo para todos los venezolanos y una prueba de fuego para saber si los venezolanos, en la hora de servirle al país, están regateándole al Estado unas cuantas monedas o son capaces de dárselas…” (el resto de la frase quedó ahogado por los aplausos.)

     Las medidas incluían “una reducción de sueldos que comienza con la del Presidente de la República del 38 por ciento” y también de ministros, altos funcionarios y funcionarios de la administración… “poda que no significa despido en masa de empleados públicos, porque sería aumentar la desocupación y poner en riesgo al Estado de no prestar adecuadamente sus servicios”.

     Luego de explicar de forma específica cómo se haría esta reducción, informó de la disminución del 20% de los gastos en distintos despachos ejecutivos. Por ejemplo: “La rebaja en el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social no será para disminuir las camas en los hospitales ni para disminuir las medicinas y los alimentos en los hospitales, ni en los demás centros asistenciales”, sino de “hacer un reajuste de los gastos administrativos… En Venezuela estamos gastando 111 bolívares por persona, por habitante…Esta cifra es casi igual a la que se gasta en Inglaterra, donde la medicina está socializada, y habría que pensar en la necesidad de reajustar costos, pero no a costa de los enfermos…”


     Con su transparencia acostumbrada, de demócrata, Rómulo habló también de “obtener la autorización del Congreso para reajustes en los costos de algunos contratos colectivos del Estado y de empresas del Estado con sindicatos de trabajadores. Quien conozca mi trayectoria –y la conocen todos los venezolanos-, sabe que yo jamás sería el ejecutor de una política antiobrera y antipopular… Sin afectar los salarios de esos trabajadores, puede muy bien disminuirse el costo de esos contratos”. Estas medidas las amplió refiriéndose a cómo se haría en materia de utilidades, vacaciones; conciliación y regateo entre las partes, y siempre manteniendo el derecho a huelga, política que ya le había dado resultados “y por eso son muy pocas las huelgas que hay en Venezuela”. 

     Siguió diciendo Rómulo: “Es muy curioso, muy interesante ver cómo los abanderados de la oposición a estas medidas que se ejecutarán si el Congreso las autoriza, sean quienes elogian en todos los tonos y con todas las palabras las decisiones adoptadas por el gobierno de Cuba. Gobierno que impone a los obreros, no las ocho horas de la jornada normal y universalmente establecida, sino nueve y diez horas; que rebaja los sueldos y salarios sin consultarle a nadie. Que les paga a los trabajadores sus salarios como antes se pagaba en las antiguas haciendas feudales de Venezuela, con bonos, no descontables en las tiendas, sino descontables en las llamadas ‘cooperativas populares’. Es que quieren para Venezuela una política extranjerizante. Todo es bueno cuando se hace en Cuba; pero cuando en Venezuela se intentan medidas de alcance mucho menor, con métodos democráticos, dándole a cada quien oportunidad de hacerse escuchar, lo consideran malo, y oportunidad para promover desórdenes”.

     Con la misma sencillez y sinceridad, Rómulo se atrevió a subir el costo de la gasolina, pero planteando razones y justificaciones, como corresponde a quien no es un autócrata dueño de la hacienda: “En México, donde el petróleo está nacionalizado, la gasolina es mucho más cara que en Venezuela…El aumento en el precio significaría un gravamen tan pequeño que el dueño de un automóvil de servicio público, de los carritos ‘de a real’, tendría que estar trabajando las 24 horas continuas, con 70 litros de gasolina, para que se le aumentara el costo en 2,40 bolívares. Como trabaja 8 o 12, el recargo sería apenas de 1 bolívar. Los aumentos son mayores para los otros tipos de gasolina, consumidos por los dueños de autos particulares, y poco son altos”; con la misma pasaba a explicar cómo afectaría el aumento en transporte de camiones, que “sería de apenas 0,70 bolívares por 100 kilos de carga. En todo caso, hay el propósito por parte del gobierno de congelar los precios de los transportes de personas y de mercancías, con intención de que el impuesto de la gasolina no repercuta sobre el costo de la vida, como hay el propósito del gobierno de congelar los precios de los artículos de primera necesidad. Estamos convencidos de que la única manera de abaratar el costo de la vida es desarrollando activamente la producción agrícola, pecuaria e industrial para que a la economía de la escasez que hay en Venezuela, la sustituya una economía de abundancia”.


     Sin entretener con la logorrea falsificadora de cuentos de camino, el sacrificio se exigía por parejo a todos los sectores de la colectividad, “para enderezar de una vez por todas las finanzas que nos dejó desfalcadas y en quiebra la dictadura”. Los impuestos incluían a los “sectores industriales, comerciales y bancarios del país. Se aumenta el impuesto sobre la renta, el impuesto sobre sucesiones, el impuesto sobre herencias bancarias en un 75%, el llamado impuesto cedular, el impuesto sobre utilidades de las acciones en sociedades anónimas, y de los dividendos que no sean reinvertidos para el desarrollo dinámico de la industria y de la producción”. Estas cosas, dichas sencillamente ante la concentración de masas, justificaban la reacción de los extremistas de izquierda y de derecha, siendo justas y oportunas por todo el camino del medio.


     Agregó Rómulo: “Esta política no significa disminución, sino aumento de los gastos que se llaman reproductivos, es decir, que el dinero ahorrado no lo vamos a atesorar; lo vamos a invertir en acueductos, los vamos a invertir en obras de riego…Vamos a invertir no sólo esa suma, sino mucho más. Ya están negociados con instituciones de crédito internacional y de Estados Unidos, préstamos a largo plazo y en condiciones sanas, por un monto de 500 millones de dólares, o sean 1.500 millones de bolívares; préstamos, insisto, a largo plazo y a bajo tipo de interés. Estamos procediendo como todos los países del mundo. La China comunista, le pide prestado dinero y maquinarias a la Unión Soviética. Y a la Unión Soviética se los pide también el gobierno de Cuba. Y no deben estar en ese país muy ‘sobranceros’, para decirlo en venezolano, cuando han propuesto el extraño canje de los prisioneros por 500 tractores y bulldozers… pero (nuestro préstamo) no es para enjugar el déficit de presupuesto; eso tenemos que enjugarlo nosotros, apretándonos un poco el cinturón. Estos préstamos son para el Banco Industrial, para que pueda prestar dinero no solamente a los industriales poderosos que son financiados por la Corporación Venezolana de Fomento, sino también al pequeño industrial, al de la industria artesanal, al de la industria familiar. Otros serán para el Banco Agrícola y Pecuario…”


     Prístinamente aprovechaba Betancourt el momento para aclararle a los zulianos que con esos recursos se terminaría el puente sobre el lago, la extensión del acueducto a toda la población de Maracaibo, el drenaje del sur del lago, la represa de riego, la central termoeléctrica de Las Morochas para incrementar el ya intensificado proceso de electrificación del Zulia. Y con la misma sinceridad explicativa: “se me ha preguntado por qué no se sacan estos ingresos necesitados por el Estado aumentando los impuestos a las compañías petroleras”, y el pueblo escuchaba atentamente la respuesta a la pregunta: “Los que están aquí desde el año 36, cuando comenzó hace ya bastantes años mi lucha activa en Venezuela, recuerdan bien cómo ha sido de terca y de obstinada mi labor, junto con quienes forman mi misma tolda política, en defensa de los intereses nacionalistas de Venezuela. Si alguna persona es insospechable en este país de una actitud de blandura y de condescendencia con el capital internacional invertido en Venezuela, esa persona soy yo. Pero no soy un demagogo. Tengo un gran sentido de responsabilidad con mi país. No gobierno sólo para terminar en 1964 e irme a mi casa. Estoy gobernando pensando en lo que va a decir de esta gestión de gobierno la Venezuela del año 2000. Y porque tengo esa preocupación por la historia, que en definitiva es una preocupación por los intereses permanentes de Venezuela eterna, digo responsablemente que ya las compañías petroleras llegaron al máximum en cuanto a la tributación. Están sacando del país el 11% de sus inversiones, cuando sacaban casi el 33% en los días de la dictadura. Hoy perciben ese 11% que es muy parecido a lo que obtienen las compañías internacionales en Estados Unidos, Canadá, en sus países de origen, y mucho menos de lo que obtienen en los países del Medio Oriente…En cambio, sí podemos seguir obteniendo otra vía de cooperación de las compañías petroleras para la solución de los problemas de la zona donde se produce el aceite negro”. 

     Pasó Rómulo entonces a informar que ya había firmado con la Creole Petroleum Co. una inversión millonaria para la remodelación de las zonas petroleras, la construcción de una autopista, de una avenida de Cabimas a Lagunillas, y obras complementarias al puente sobre el lago. 


     La claridad se ampliaba más aún y con mayor visión de futuro: “este gobierno, además de las dificultades que tiene como mala herencia recibida de la dictadura, y hasta por causa de nuestros propios errores, ha venido siendo acechado por una acción de pinzas de dos fuerzas teóricamente contrapuestas, pero en los hechos coincidentes, ambas empeñadas en derrocar al Gobierno constitucional. El grupo de los que en Venezuela pretenden restablecer un orden de cosas, no idéntico sino peor que el eliminado el 23 de enero; y del otro, con los apóstoles y corifeos de la revolución barbuda. Aquí en Venezuela, unos y otros, conspiradores activos y militantes contra la estabilidad del régimen democrático y constitucional, van a perder su tiempo. El pueblo de Venezuela, en su inmensa mayoría, incluidas dentro de esa mayoría gentes que no militan en partidos políticos y no simpatizan políticamente con el Presidente de la República, están de acuerdo en que este gobierno debe ser el primero de una serie interminable de gobiernos electos, de gobiernos escogidos en las urnas comiciales y que ya no haya gobiernos impuestos por el asalto aventurero de quienes se meten en Miraflores en una madrugada, por la ventana. Y en esta posición institucionalista están también de acuerdo las Fuerzas Armadas para darle legítimo respaldo y el adecuado sostén a un régimen de insospechable origen comicial. Nada ni nadie podrá impedir que ese régimen concluya su mandato en la fecha que la Constitución ha fijado”.

     Como último detalle de lo que para ese momento era una de las raras apariciones de Rómulo ante las masas, dejamos sus palabras de cierre: “Conciudadanos: me emociona, pero también me obliga y me compromete, esta forma calurosa como me ha recibido uno de los pueblos más difíciles de Venezuela…(los vivas acallaron el resto de las palabras.) Aquí no se han visto camiones de Obras Públicas nacionales o estadales transportando a la innumerable gente reunida. No se contrató con lanchas voladoras viajes oficiales para que trajeran gentes de la zona petrolera. Todos vinieron espontáneamente por sus propios pies, a sabiendas de que yo iba a anunciar medidas transitoriamente impopulares. Pero he venido ante ustedes confiado, como siempre lo he estado, en la capacidad de raciocinio, en el espíritu patriótico, en el arraigado sentimiento venezolanista del pueblo venezolano. Compatriotas: regresen ustedes a su trabajo. El mejor aporte que le pueden dar a Venezuela y al Presidente que ustedes escogieron, es el de trabajar mucho, el de no manguarear, y con la seguridad de que si me voy esta noche a Caracas, es porque me estará esperando en Miraflores un trabajo a tiempo completo de doce a catorce horas diarias”.

     Era un trabajo alejado de la habladera de pura paja…

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