domingo, 28 de agosto de 2016

LÍNEAS PARA SALIR DEL CHAVISMO



El chavismo –como cuando la Revolución Francesa- ha reunido las cinco condiciones para determinar la “revolución del cambio”, y hay soluciones para cada punto, programas que cada sector político ha elaborado, y que representan a futuro el valor real de la unidad. Porque un cambio no se hace en medio de la improvisación y la rigidez doctrinaria. No se trata del espíritu bohemio de invención ni de diálogo de sordos o confesiones públicas, ni de dogmas que marchan “de acuerdo a las reglas”. El cambio verdadero sigue a la invención preparada, con iniciativas abiertas a todos, con aplicación vigorosa, competente, no aproximativa, dejando en la inspiración colectiva las ideas de evolución, evaluando fríamente los medios de ejecución, en términos realistas.

LÍNEAS PARA SALIR DEL CHAVISMO
 -Alberto Rodríguez Barrera-

    La evolución ofrece líneas de filosofía política que deben traducirse para la acción práctica que conduce al cambio. El chavismo, hoy desplegando todas las condiciones que su fin amerita, ha intentado un regreso a la simpleza “revolucionaria” de las décadas 1960-1970s, a una guerra fría que dividía al mundo en dos partes, capitalismo y comunismo, imperialismo y socialismo, blanco y negro. Así se trastorna la urna legada por los soviéticos, incluyendo los cadáveres insepultos de los Castro. 

    Obviando especificidades, el chavismo ya no sabe bien si debe/puede camuflar su dictadura, sus fracasos (“socialismo del siglo 21”) y si el pueblo “acepta” el nivel de vida descendente que el antinorteamericanismo absurdamente fanatizado logró en Cuba; fracasos que el chavismo continúa logrando hoy. Porque la cosa no fue ni es tan simple. En aquél entonces, con las URSS en silencio sometida, la protesta revolucionaria se dio realmente en los EE UU: la rebelión estudiantil, Martin Luther King, la liberación femenina, huelgas de obreros en la General Electric y el Correo... cuyos contagios y repercusiones llegaron a todas partes del mundo, menos a la URSS y otras oligarquías de izquierda, bañadas en oro dictatorial. En la década de los 60s, éstas fueron novedades únicas de comportamiento sedicioso.

     El chavismo, buscando como loco socios dictatoriales por el mundo, ignora incluso lo que pasa en China, y cree –como en los 60s y 70s- en alguna esperanza que castigue a los malucos gringos. Ya con interminables años en el gobierno y soñando con batir el récord de Castro, el chavismo no ve que han logrado una “situación revolucionaria”: despatarrar las cinco condiciones fundamentales para precipitar un proceso de cambio, revolucionario, según los postulados definidos por Jean-Francois Revel, cuya antesala puede observarse cuando comienza a refutarse y a ridiculizarse el “orden establecido” por el chavismo, cuando se le denuncia por su mal funcionamiento, cuando se le proponen reformas activas, cuando se le evidencian sus contradicciones de hecho y se le inventan comportamientos de resistencia y ataque. 

     Todo ello está presente frente al chavismo, que parece ansiar (y amerita) la precipitación de exigencias, insurrección armada, huelgas, boicots, campañas de reacción, negativas a pagar impuestos, marchas contestatarias, obstrucción de rutas, secuestros y otras. Pero ninguna de estas cosas tienen valor por si mismas a menos que la sociedad se halle dispuesta a sustituir a lo fracasado, con soluciones que exalten las cinco condiciones esenciales para el cambio, como son:

1.- Crítica de la injusticia en las relaciones sociales, económicas, jurídicas, electorales, etc.

2.- Crítica de la gestión, o de la eficacia: despilfarro de recursos materiales y humanos, mala organización, improductividad, dilapidación, robo, vuelco del proceso técnico y tecnológico hacia objetivos inútiles y perniciosos para el hombre.

3.- Crítica al poder político: su fuente y su principio, técnicas del Poder, condiciones dentro de las cuales es ejercido, distribuido o confiscado; localización de centros de decisión, vínculos entre las consecuencias de estas decisiones con los ciudadanos, imposibilidad que padecen en asociarse a ellas.

4.- Crítica de la cultura: moral, creencias dominantes, usos, filosofía, literatura, arte, actitudes ideológicas que los sustentan; crítica a la función de la cultura y los intelectuales en la sociedad, distribución de esa cultura (enseñanza, difusión, información).

5.- Crítica a la antigua civilización como censura o reivindicación de la libertad individual: relaciones entre la sociedad y el individuo, el individuo como ciudadano en su sensibilidad y originalidad y la sociedad como medio de deducir el valor propio de cada individuo o, al contrario, mutilarlo. Esta crítica mide, por ejemplo, el fracaso de una sociedad por la pobreza y sequedad de las relaciones humanas que ella determina (fraternidad o agresividad) por la uniformidad de los tipos humanos que fabrica (conformismo) y, en general, por la coacción que hace pesar sobre los seres, por la incapacidad en que los coloca de realizar sus virtualidades y diferenciarse los unos de los otros. En este contexto, el cambio es sentido como liberación de la creatividad personal y reanimación de las iniciativas, contra los “horizontes taponados” y el clima de pesadez y de “¿Para qué?” de las sociedades represivas.

     El chavismo –como cuando la Revolución Francesa- ha reunido las cinco condiciones para determinar la “revolución del cambio”, y hay soluciones para cada punto, programas que cada sector político ha elaborado, y que representan a futuro el valor real de la unidad. Porque un cambio no se hace en medio de la improvisación y la rigidez doctrinaria. No se trata del espíritu bohemio de invención ni de diálogo de sordos o confesiones públicas, ni de dogmas que marchan “de acuerdo a las reglas”. El cambio verdadero sigue a la invención preparada, con iniciativas abiertas a todos, con aplicación vigorosa, competente, no aproximativa, dejando en la inspiración colectiva las ideas de evolución, evaluando fríamente los medios de ejecución, en términos realistas.

     En las revoluciones que fracasaron (URSS, Castro, Chávez), las concepciones generales son inmovibles, rígidas, y no modifican la realidad. El cambio implica soluciones económicas y tecnológicas de eficacia superior a lo que se destruye, evitar la permanencia de lo que nos hunde más velozmente en el subdesarrollo por su incapacidad para mantener sus promesas. Tenemos que elegir entre ceder el sitio o conformarnos con la continuidad e incremento de un equipo dictatorial. 

     Los cinco aspectos enumerados son inseparables para el cambio, fases de una misma y única realidad; si uno de ellos falta, el conjunto se derrumba, o es exiguo, o nunca existió. Las críticas deben expresarse, en buena medida, dentro de la propia clase directiva; desde su interior se desprende la traición, porque no son beneficiarios del orden reinante y toman conciencia directamente del nivel de valores, del fracaso interno del sistema de vida y también aspiran a algo mejor. Es la hora de las acciones y de una dialéctica entre los más inteligentes para engendrar el cambio. Cambio y fuera.

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