SEMBRÓ VIENTOS, COSECHA DESASTRES
-Alberto Rodríguez Barrera-
Desde 1999, cuando llegó al poder Hugo Chávez, se ha sembrado en el país una política de guerra, de destrucción del adversario, de división del país en dos grandes sectores que se enfrentan con animadversión. Esta política de guerra ha llevado a desechar por meras razones políticas a personal capacitado y de amplia experiencia en puestos clave para el desarrollo de Venezuela. Más grave aún es que este personal, también por absurdas razones políticas, ha sido suplantado casi en su totalidad por personas sin conocimiento del área para gerenciar y con directrices donde privan los intereses revolucionarios por encima de la buena marcha del país.
Hoy, lamentablemente, los venezolanos están cosechando con desastres, pérdidas de vida y de bienes materiales, lo que esos vientos de guerra sembraron.
Una lista parcial del costo de esta desinversión, desprecio al mantenimiento, incapacidad, negligencia, corrupción y otro sin fin de males de este gobierno revolucionario pasa por el hecho de que toda la red vial del país esté en franco deterioro, colapsada, llena de huecos, sin alumbrado público, sin señalizaciones, o defensas viales. En la última semana esto cobró la vida del gobernador de Guárico, Willian Lara, y dejó a 17 ciudadanos heridos en un choque múltiple en la autopista Caracas-Guarenas, vía donde casi a diario ocurren accidentes con costos humanos.
Pasa también por un sistema de transporte colectivo que exhibe una colección de unidades chatarra, incluso con el Metro de Caracas sobrepasado en su capacidad, deteriorado y donde pulula la delincuencia.
El costo de los vientos de guerra también afecta a la línea aérea del Estado, Conviasa, donde por la falta de gerencia capacitada y la política restrictiva de Cadivi no se ha invertido en el mantenimiento de las aeronaves. Hoy Venezuela está de luto por la pérdida de más de 15 venezolanos ocasionada por un accidente aéreo de uno de los aviones de Conviasa.
Además pasa por una combinación de ineficiencia y falta de mantenimiento de la flota de helicópteros de la Fuerza Armada Bolivariana de Venezuela, evidenciada en la pérdida de cinco unidades en menos de cuatro años. El último se estrelló este martes contra el buque oceánico que se encontraba fondeado en Playa Valdés, en donde perdieron la vida dos tripulantes y cinco personas resultaron heridas.
Y se paga también con el hundimiento de un buque patrullero de la Guardia Nacional, en la madrugada de este martes, cuando realizaba labores de salvamento de tres peñeros desaparecidos desde el fin de semana.
Todo esto sin contar con el deterioro de las empresas básicas, el sistema eléctrico nacional, el sector productivo y, muy especialmente, el casi colapso de PDVSA, escenario de múltiples accidentes laborales de los últimos ocho años, que contabilizan 50 trabajadores fallecidos y 164 heridos. Así como de tres incendios en las instalaciones de Cardón y Bonaire, en las dos últimas semanas.
Mientras, el resto del país se sumerge en la ola delictiva y de homicidios, también sembrada por los vientos de guerra del Gobierno.
Caracas 20 de Septiembre del 2010
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