viernes, 24 de junio de 2016

DESARROLLO, LEJOS DE LA INUTILIDAD COMUNISTA


Decía Rómulo: “Y vendrán por ahí seguramente los agentes de gobiernos extranjeros, los comunistas y sus satélites, a decirles que mejor se está haciendo en Cuba. En Cuba no se está haciendo mejor; en Cuba lo que se está haciendo es convertir a los obreros y campesinos en esclavos de un Estado totalitario y comunista al servicio de los intereses de Rusia. Y como he dicho tantas veces, y aquí quiero repetirlo, nosotros los venezolanos hemos sudado, nosotros mismos, nuestras calenturas. Cuando tuvimos un despotismo lo combatimos los venezolanos, lo derrocamos los venezolanos; hicimos los venezolanos nuestras elecciones, hicimos los venezolanos nuestra Constitución y nuestra ley agraria. Estamos procediendo venezolanamente y no tenemos por qué aceptar las consignas que vengan de Rusia a través de La Habana”.


DESARROLLO,
LEJOS DE LA INUTILIDAD COMUNISTA
-Alberto Rodríguez Barrera-


     Rómulo Betancourt prometió y cumplió la idea de no gobernar desde un oficina de Miraflores, “donde no se dispone de radares para detectar las inquietudes de las colectividades”, y en sus constantes giras administrativas recorría las entidades federales poniéndose en contacto directo con los problemas, necesidades y aspiraciones de cada lugar, costumbre en la cual introdujo la innovación de hacerse acompañar por Ministros que ejecutaban obras e integrantes del cuerpo diplomático internacional. Y así sucedía a finales de abril de 1962 en el Estado Guárico, hogar de la laboriosa y esforzada colectividad llanera. En las giras administrativas, que no se confundían con la bullaranga característica de las campañas electorales, viajaba por tierra, para supervisar, iniciar e inaugurar obras.


    Parte importante de la gestión del Gobierno de Coalición era la construcción del gran tejido que iba uniendo a Venezuela por vías carreteras. La Carretera de la Costa ya había conectado a Guatire con Barcelona, y se trabajaba para conectarla con Altagracia de Orituco, que ahora se ponía a 145 kilómetros de Caracas. Este ambicioso plan de vías de comunicación era agresivo y ambicioso: en el Guárico ya se habían construido 31 kilómetros de carreteras, mejorándose 770 kilómetros, pavimentándose y repavimentándose 302 kilómetros y –para el momento de la gira- se estaban trabajando sobre 463 kilómetros adicionales.


     Esto incluía vías como: Valle de la Pacua-Pariaguán; El Sombrero-Las Mercedes-Chaguaramas; Calabozo-Camaguán-Puerto Miranda; San Juan de los Morros-El Sombrero; Chaguaramas-El 33; El Sombrero-La Encrucijada-Calabozo; Dos Caminos-ElPao; San Juan-San Sebastián-Altagracia de Orituco; ramal de San Casimiro-Cogollal-Camatagua, Valle de la Pascua-Tucupido-Zaraza…Y para 1963 estaban previstas las carreteras Las Mercedes-Cabruta; La Unión-Troncal 2; Dos Caminos-Calabozo; y en carreteras y caminos de penetración se contabilizaban otros cientos de kilómetros. El Guárico “dejó el polvero atrás”.

     También se había construido el aeropuerto de Valle de la Pascua, y estaba en marcha la ampliación y pavimentación de las pistas del aeropuerto de Calabozo, además de la construcción del aeropuerto de Zaraza.


     En Altagracia de Orituco se construía la represa de Guanapito (prevista desde 1946 y archivada por la dictadura), que se había comenzado en 1958 y estaría terminada en 1963. Uno de los problemas básicos de Venezuela era la falta de irrigación de extensas zonas aptas para el cultivo y la cría. En Guárico se hicieron estudios y proyectos que generaron el sistema de riego del río Guárico (para 1959 estaban bajo riego apenas 900 hectáreas y para abril de 1962 ya estaban irrigadas 22.000 hectáreas), y para 1964 estarían 40.000 hectáreas (de 2.000 toneladas de arroz que se producían en 1958, se ascendió a 48.000 toneladas en 1962). Los planes de riego en marcha incluían: San Antonio del Tamanaco y Quebrada Las Raíces (para 12.000 hectáreas), la represa del río Tiznados (para 15.000 hectáreas), Camatagua (para 25.000 hectáreas) y los Canales para la Estación Experimental de los Llanos y el sistema de riego para San Juan de los Morros (700 mil hectáreas, y que además suministraría agua abundante al acueducto de esta población).


     Junto a ello, la Reforma Agraria. Rómulo recordó que fue en los Llanos donde Simón Bolívar ofreció una Ley de Reforma Agraria por decreto-ley de 1817 (torcida y deformada posteriormente por la casta de latifundistas) y ahora, en 1962, más de un siglo después, en Valle de la Pascua solamente se entregaron 13.788 hectáreas a 779 familias (fundo Las Lomas, distrito Infante; la colonia Ortiz 2, distrito Roscio; Caño del Diablo, distrito Miranda; San Andrés, Los Samanitos, Tuira, Piloncito, La Trujillana, La Morrocoya, distrito Monagas). Hasta el momento se habían asentado en Guárico 2.700 familias en un total de 138.000 hectáreas.


     Junto a estas tierras venían créditos oportunos y suficientes, créditos no regalados sino para ser pagados, “porque éste no es un gobierno demagógico que está utilizando los fondos públicos para hacer regalos”, dijo Rómulo. Más de 100 lagunas, beneficiando a igual número de comunidades, se habían puesto en funcionamiento, además de 83 pozos perforados con sus respectivas instalaciones de molinos y pequeñas represas. Ya se habían instalado también 4 de una serie de escuelas granjas previstas (Calabozo, Valle de la Pascua, Sosa y San José de Guaribe), donde más allá de enseñarse las destrezas de trabajo y cultivo de la tierra, se cursaba Primaria.


     En materia educativa (las cifras demuestran que jamás en ningún otro país de América Latina, en cualquier momento de la historia, se había hecho más en menor tiempo en favor de la cultura del pueblo de lo que se había hecho en Venezuela de 1959 a 1962), destacaba el Liceo de San Juan de Los Morros, la ampliación de la Escuela Normal de Zaraza, la ampliación de la Normal y Grupo Escolar en San Juan de Los Morros, 14 grupos escolares en El Socorro, Guayabal, Cabruta, San Francisco de Macaira, Zaraza, San Juan de los Morros, Chaguaramas, El Sombrero, San José de Guaribe, Calabozo, Las Mercedes, Sabana Grande de Orituco, y más 120 escuelas. Junto a ello, 15 comedores escolares, con lo cual se combatía la infraalimentación, una de las causas indiscutibles del ausentismo escolar.


     En materia sanitario-asistencial, continuó la siembra que se hacía por todo el país de hospitales, puestos de salud rural y puestos ambulatorios. Se mejoró y ensanchó el Hospital de San Juan de los Morros y el Centro Materno Infantil de Valle de la Pascua, y estaban por construirse el Hospital Zonal de Valle de la Pascua, el Hospital Zonal de Calabozo y el Hospital Zonal de San Juan de los Morros. Un total de 25 edificaciones sanitario-asistenciales se habían construido en Guárico entre 1959 y 1962.


     Impresionaba también la construcción de acueductos y cloacas. Los acueductos de San Juan de los Morros, Valle de la Pascua, El Sombrero, Altagracia de Orituco, Tucupido y Zaraza cumplieron con una población servida de 21.000 personas; las cloacas de San Juan de los Morros, Calabozo y Valle de la Pascua sirvieron a 30.000 personas. En 1962 se ejecutaban nuevos acueductos en Las Mercedes, El Sombrero, Tucupido, Zaraza, Calabozo, El Socorro, Altagracia de Orituco; para 1963 estaban programadas también las nuevas cloacas para Las Mercedes, El Sombrero, Zaraza, Altagracia de Orituco, Tucupido, Valla de la Pascua y San Juan de los Morros, además del incremento pertinente en materia de acueductos rurales, donde ya se habían realizados los de San Francisco de Macaira, San José de Guarina, Espino, y estaban previstos para la construcción los de El Rastro, Camaguán, El Calvario, Sosa, Las Lajitas, El Socorro, Uveral, Las Cocuizas, Chaguaramas y Santa María de Ipire.


     El Banco Obrero había construido 566 viviendas, el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social otras 388 y estaban en marcha 600 más. Se habían otorgado 101 créditos artesanales y para la pequeña industria y –para concluir este breve recorrido- había diversas obras de electrificación, de construcción, de plantas eléctricas, de mataderos y otra serie de materias que dejaremos en el tintero.


     Venezuela estaba solucionado sus problemas fundamentales y recuperando el tiempo perdido por más de un siglo de olvido social, evidenciando con hechos concretos el camino que seguiría recorriendo la democracia venezolana por muchos años, todo mientras confrontaba a la gente obnubilada que seguía los caminos de la violencia, del terrorismo, de la explosión dinamitera y de la acción armada de quienes se habían enamorado de la tiranía cubana y que buscaban hacer una guerrilla sin campesinos ni obreros, como quien hace mazamorra sin masa. En el Guárico había evidencia cierta de que los campesinos y los demás venezolanos nos estábamos arraigando profundamente en un sentimiento de nacionalidad, ajeno a la querencia de ser simples peones en el tablero de ajedrez comunista que manipulaba Fidel Castro, buscando sustituir la tricolor nacional con banderitas rojas soviéticas, cultivando el quintacolumnismo extranjerizante en nuestra patria, como un quiste que los venezolanos extirpaban por profilaxia y sin métodos de paredón.


     Decía Rómulo: “Y vendrán por ahí seguramente los agentes de gobiernos extranjeros, los comunistas y sus satélites, a decirles que mejor se está haciendo en Cuba. En Cuba no se está haciendo mejor; en Cuba lo que se está haciendo es convertir a los obreros y campesinos en esclavos de un Estado totalitario y comunista al servicio de los intereses de Rusia. Y como he dicho tantas veces, y aquí quiero repetirlo, nosotros los venezolanos hemos sudado, nosotros mismos, nuestras calenturas. Cuando tuvimos un despotismo lo combatimos los venezolanos, lo derrocamos los venezolanos; hicimos los venezolanos nuestras elecciones, hicimos los venezolanos nuestra Constitución y nuestra ley agraria. Estamos procediendo venezolanamente y no tenemos por qué aceptar las consignas que vengan de Rusia a través de La Habana”.


     Unos días después de la gira al Guárico, el Primero de Mayo (1962), histórica fecha de los trabajadores del mundo, hubo el desfile multitudinario y caudaloso de la Confederación de Trabajadores de Venezuela, donde se vocearon consignas y agitaron reivindicaciones, no como apéndice del Gobierno ni de partidos sino como movimiento obrero autónomo, venezolano y venezolanista, que nunca ha recibido consignas foráneas, que defiende el orden de cosas democrático del país porque es un orden que sienten como hombres y mujeres libres, y que como trabajadores persisten en apreciar sus beneficios. Porque en Venezuela iban obteniendo extraordinarias ventajas a través de contratos colectivos y otras conquistas, en la ciudad y en el campo, como jamás se había visto en su tierra.

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